Una vez que se anuncie el plan final en junio de 2024, no se producirán cambios inmediatos. Éstos se llevarán a cabo en consulta y con tiempo. El cronograma de implementación tomará en consideración las necesidades de cada comunidad parroquial. Como era de esperar, esto implicará tomar decisiones apropiadas sobre liderazgo pastoral, personal y asignación de recursos para el ministerio y las instalaciones. Por lo tanto, los cronogramas pueden diferir dependiendo de la parroquia y la región, pero todas las iglesias estarán disponibles para necesidades sacramentales como bodas, bautismos y funerales.

¡Por supuesto que ayudará! Estas sesiones públicas proporcionarán información importante que el Arzobispo, los consejos arquidiocesanos y los consultores querrán considerar a medida que disciernen y avanzan hacia una decisión final. Aún no se ha tomado ninguna decisión.

Se ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en este proceso. Además, nuestra arquidiócesis decidió abordar este importante trabajo de una manera que garantizara la apertura, la transparencia y la colaboración total con los líderes pastorales y los feligreses. Si bien no podemos decir que todas las recomendaciones ofrecidas serán finalmente aceptadas, el sello distintivo de esta iniciativa sigue siendo que el Arzobispo insiste en que lo hagamos juntos.

Si consideramos los desafíos que enfrenta hoy la Iglesia Católica de la ciudad de Baltimore (mantenimiento diferido de las instalaciones, baja asistencia a misa y múltiples oportunidades insatisfechas para atender mejor las necesidades de la comunidad), no podríamos considerarnos buenos administradores de los talentos y dones recibidos si no tomáramos medidas audaces para garantizar un futuro mejor. Esto requiere que hagamos un balance cuidadoso y que realineemos nuestros recursos humanos y materiales para revitalizar parroquias y ministerios a fin de que puedan llevar activamente la presencia sanadora de Cristo a los que más la necesitan.

Ciertamente entiendo por qué usted podría sentirse así al observar la fusión y el cierre de parroquias de la ciudad. Sin embargo, sabemos desde hace mucho tiempo que no podemos seguir ignorando la disminución en la asistencia a misa y el aumento de los costos de dar mantenimiento a nuestras plantas físicas para que estén en buenas condiciones. Para lograr la iglesia que imaginamos, donde los fieles sean bienvenidos, comprometidos y donde crezcan en la fe; una iglesia fortalecida por nuestras diversas etnias, culturas y lugares de origen, debemos realinear y consolidar nuestros esfuerzos y recursos. No hacerlo sería miope y nos convertiría en malos administradores del tiempo, el talento y los dones materiales con los que Dios nos ha bendecido.

Las decisiones sobre la disposición de cualquiera de las parroquias que sirven a la ciudad de Baltimore solo se pueden tomar después de que el Arzobispo apruebe las recomendaciones sobre cómo garantizaremos una Iglesia sostenible y próspera. La decisión del Arzobispo incluirá los lugares donde estamos llamados a reunirnos para la liturgia y dónde los ministerios tendrán mayor impacto. Después de que se tomen las decisiones y comience la fase de implementación, todas las iglesias estarán disponibles para los sacramentos que incluyen bautismos, bodas y funerales.

Tenemos la suerte de disfrutar de una rica diversidad como arquidiócesis y en ningún lugar esto es más evidente que entre nuestras parroquias en la ciudad de Baltimore y sus alrededores. A lo largo del proceso de escucha, visión, y discernimiento, las necesidades de las parroquias hispanas, negras y étnicas han figurado de manera prominente en el centro de las discusiones. Nuestras parroquias y ministerios reimaginados, realineados y revitalizados deben ser faros de hospitalidad radical, dando la bienvenida a todos, y llevando activamente la presencia sanadora de Cristo a los necesitados.

No; el proceso de Busquemos la Ciudad Venidera comenzó mucho antes de la aprobación de la ley que levantaba el estatuto de limitaciones y la posterior presentación de la reorganización bajo el Capítulo 11. Busquemos la Ciudad Venidera es una solución que comienza desde la base, consultando con las comunidades, que surge por la necesidad (de varias décadas) de la Iglesia de crear una presencia católica sostenible en la ciudad de Baltimore y el compromiso de reinvertir en ministerios vibrantes y eficaces. Lo que sabemos es que el 1% de la población católica de la Arquidiócesis recibe servicios de 61 iglesias. En este camino, llevado delante de manera eficaz y colaborativa, hemos documentado una oleada de voces para reimaginar, realinear y revitalizar la Iglesia en la ciudad de Baltimore. A pesar de los desafíos, de los cambios poblacionales, y otras fuerzas que han impactado a la Iglesia en la ciudad, nunca hemos dejado de brindar asistencia, impartir los Sacramentos y celebrar Misa, y nunca lo haremos.

La parroquia es una entidad separada de la Arquidiócesis. Por lo tanto, cualesquiera que sean los bienes que posea la parroquia, permanecerán en esa parroquia o seguirán a esa parroquia cuando se fusionen con otras parroquias en una nueva parroquia recién formada, la cual también seguirá siendo una entidad separada de la Arquidiócesis.

Una vez tomadas las decisiones, el tiempo de implementación podría ser de 6 a 12 meses o más, dependiendo de las necesidades de la comunidad. La Arquidiócesis y el Departamento de Recursos Humanos trabajarán estrechamente con los párrocos y el personal para ayudar con las transiciones. Si tiene alguna pregunta, comuníquese con Recursos Humanos en hr@archbalt.org