Diácono John Martínez encontró apoyo de feligreses en su camino al sacerdocio

Cuando era adolescente, el diácono Martínez se negó a hacer la confirmación.

Aquello fue un shock para sus padres y abuelos quienes lo habían llevado a misa a la Iglesia del Sagrado Corazón en su ciudad natal de Bayamón, Puerto Rico, desde que era niño.

“Me rebelé en contra de mi familia usando a la iglesia como excusa,” dijo. Si ellos me pedían que haga X, yo hacía Y. También tenía la idea de que la iglesia era para gente ‘vieja’, no para mí.”

Sin embargo, esa rebeldía no siempre estuvo allí.  El diácono Martínez sirvió como monaguillo de pequeño y le fascinaba la naturaleza ritual de la Iglesia Católica. Observaba al sacerdote durante la misa y “quería hacer lo que hacía él.”

Este rechazo abrupto hacia su fe fue mucho más que una manera de desafiar a su familia. El diácono Martínez también tenía lo que él llama un “deseo subconsciente” de huir de sus pensamientos sobre el sacerdocio.

“(El deseo) siempre estaba allí,” dijo, “pero escogí ignorarlo deliberadamente.”

Entre otras razones que le llevaron a ignorar su vocación sacerdotal estaban la preocupación de su madre Ana sobre su futuro financiero y la presión social de “seguir la corriente.”

Después de graduarse del colegio, el diácono estudió administración aeroportuaria en Puerto Rico, pero en 2006 decidió mudarse a los Estados Unidos donde se encontraban su madre, padrastro y hermanos.

All legar a Baltimore encontró trabajo como conserje en la secundaria de Overlea y empezó a frecuentar la parroquia de St. Clare en Essex.

“La primera vez, fui a la iglesia a regañadientes,” recuerda. “Fue más que nada para deshacerme de una pareja que insistía en invitarme a ir con ellos. En retrospectiva, ese era el empujón que necesitaba.”

Así, el diácono Martínez se convirtió en una parte importante de su comunidad de fe al participar en varios ministerios. Los feligreses le aseguraban constantemente que sería un excelente sacerdote.  Al hablar sobre el tema con su familia, las conversaciones eran ahora más serenas. Finalmente, recibió su confirmación de parte del Obispo Mitchell T. Rozanski, en ese entonces auxiliar de Baltimore.

En 2010, durante una misa dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe y celebrada por el Padre Héctor Mateus- Ariza en la Basílica del Santuario Nacional de la Asunción de la Santísima Virgen María en Baltimore, el diácono confirmó su llamado mientras escuchaba el sermón que hablaba sobre la Santa Madre y la forma en que ella llama a sus hijos a servir a Jesús.

“El Espíritu Santo estuvo presente en las palabras del Padre Héctor,” dijo el diácono Martínez. “En una iglesia de mil personas, sentí que me hablaba directamente a mí.”

Inmediatamente se contactó con la oficina arquidiocesana de vocaciones y se mudó a la casa de discernimiento en St. Matthew en Northwood. En 2011, empezó su formación sacerdotal en el St. Mary’s Seminary and University en Baltimore.

El diácono Martínez tiene grandes esperanzas para el Catolicismo en Baltimore y está comprometido a acompañar a los adultos jóvenes en su jornada de fe. Pero más que nada, quisiera ver que la gente entienda que, tal como su familia eclesial le alentó a seguir su vocación, cada católico debería promover vocaciones al sacerdocio dentro de su propia familia.

“Mi esperanza,” dijo, “es que, si yo me acerco a a alguien con sus hijos,  esa persona va a estar dispuesta o dispuesto a rezar conmigo para que ellos consideren unirse a la iglesia como siervos de Dios. Que no tengan miedo.”

El Arzobispo William E. Lori celebrará la misa de ordenación a las 10 a.m. el 23 de junio en la Cathedral of Mary Our Queen en Baltimore. Todos son bienvenidos.

 

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