Declaración de Guillermo Cardinal H. Keeler en la Muerte de Papa Juan Paul II

Con profunda tristeza he recibido la noticia de la muerte en el Señor del Papa Juan Pablo Segundo, quien ha sido un “Santo Padre” para mí y para muchos, de muchas maneras.

El Papa Juan Pablo Segundo ha predicado al mundo el Evangelio de Jesús. Sus esfuerzos para llevar el mensaje del Evangelio adaptado a nuestra época por el Segundo Concilio Vaticano, le ha llevado a cada continente y a cada grupo de gentes. Sus llamados a la reconciliación, a la justicia y la paz, unidos al ejemplo de su compromiso determinado y consistente con lo que predicó, tocó el corazón de muchos. El Papa hizo del Jubileo del año dos mil un motivo de celebración y arrenpentimiento de acuerdo a los antiguas prácticas y principios bíblicos.

Con la juventud hizo mucho bien. El Día Mundial de la Juventud, basado en su experiencia como sacerdote joven en Polonia, abrió los ojos de un vasto número de jóvenes a la emoción. a la alegría, a las posibilidades y a los desafíos de una vida de fé.

Para el mundo cristiano, su énfasis en la unidad abrió caminos nuevos, especialmente en el diálogo con la iglesia ortodoxa oriental; sus reuniones con el Patriarca Ecuménico Bartolomé, su impulso para ese diálogo con una iglesia tan cercana a la Iglesia Católica en lo referente a la herencia recibida de los primeros tiempos de la Iglesia, así como los viajes que hizo a través de Europa oriental han enfatizado este vínculo con las Iglesias cristianas antiguas.

Para aquellos de otras familias de fé, especialmente los judíos y los musulmanes, el Papa Juan Pablo abrió nuevas formas de cooperación. La visita que hizo a Israel en el año dos mil culminó una vida entera viviendo y trabajando con el pueblo judío para sobreponerse a las diferencias que frecuentemente se deben a los seres humanos. Con los musulmanos hizo un esfuerzo especial para elevar los valores que tenemos en común con ellos: la santidad de la vida humana y el papel especial del matrimonio.

Para los católicos, el Papa Juan Pablo Segundo ha sido un “Santo Padre” de dones excepcionales, como sacerdote, poeta, filósofo, Obispo, profeta, sobreviviente de las dictaduras nazi y comunista, y un factor principalísimo en el colapso del comunismo. Un genio con los idiomas y con las nuevas ideas de nuestra era. El será recordado como un gigante de nuestro tiempo y de todos los tiempos.

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Archdiocese Staff

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